DE NUEVO EN CASA

La belleza

La belleza

Tortilla De Espinacas y Ajetes, con Tomate y Pesto, Merluza Sancochada, con Papas y Mojo Verde, Ensalada de Endivias, Feta, Manzana y Nueces, Costilla de Cerdo al Horno, con Cus-Cus

Mil vueltas le doy a cómo explicar la irrefrenable atracción que me produce la mar. Llevo años escribiendo sobre mi vida en el GdC, sobre la vida en el GdC, e ignoro cuántas veces lo habré intentado. Me he propuesto explicar la belleza de la mar en calma chicha, cuando se hace difícil decidir dónde acaba ella y empieza el cielo, cuando los paíños bailan pasos de ballet dejando tras de sí ondas concéntricas que rompen el cristal acuoso; he pretendido mostrar la belleza de la mar embravecida, por encima del sobrecogimiento, de la fatiga, protegiendo como podía la cámara de los rociones, abrazándome a cualquier hierro del barco con la pasión del borracho a su farola; he cazado a guiños de la cámara decenas y decenas de especies de seres vivos que nadan, bucean, vuelan con alas emplumadas o traslúcidas y enervadas, seres que se dejan llevar por las corrientes mientras se alimentan y son devorados.

Esta mañana, después de casi cuatro meses de no navegar, de buscar otras bellezas en tierra firme (las hay, pero son otras) –“buscar la belleza es lo único que vale la pena en este asqueroso mundo”, decía Ramón Trecet al finalizar su programa, Diálogos Tres-, he salido a cubierta con la taza de té en la mano y me he encontrado de nuevo con la belleza.

He vuelto a casa.